28/04/2024
Nacionales

El futuro (incierto) de la Feria del Libro

OTROS ÁMBITOS 

El nuevo modelo de la Feria del Libro celebró su edición número 17 desde que en el 1997 asumiera su estatura Internacional. Para ese entonces, su relanzamiento significó mucho para el evento cultural más importante de República Dominicana, gracias a una política de ejecución que lo llevó a un nivel muy por encima del que ostentaba antes.

Hay muchos logros que se deben celebrar en torno a la Feria del Libro, pero esta convocatoria anual requiere que su organización sea repensada, sea sometido a un proceso de actualización en el que se deben escuchar a todos los sectores que se involucran en su preparación/participación, pero también a los ciudadanos, que al fin y al cabo es para quien se pone en marcha esta actividad.

Hace años que sobre la Feria se habla de «millones de visitantes» y otras hazañas que nada tienen que ver con estadísticas útiles y aplicables a su perfeccionamiento. República Dominicana carece de una cultura de datos y por eso escuchábamos al ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, en su discurso de clausura, calificar esta edición como «un éxito», ya que sus alcances culturales, al parecer, se miden por la cantidad (sin verificar científicamente) de gente y no por la dinamización comercial del libro como objeto central de la actividad.

Stand de libros usados que se pueden conseguir en la feria.

Stand de libros usados que se pueden conseguir en la feria.

Pero démosle el beneficio de la duda a ese gran equipo, encabezado por el ministro José Antonio, que trabaja en la organización de la Feria, y digamos que sí, que millones de personas desfilaron durante los 11 días (que por cierto, haber reducido su duración es uno de sus puntos positivos) por la Plaza de la Cultura y que miles de libros (y artículos vinculados) se vendieron en ese lapso. De momento, como de costumbre, se desconocen cifras oficiales, estadísticas que nos permitan analizar y comparar ese «éxito» de este año con ediciones anteriores.

La Feria del Libro, tomando como punto de partida esa primera edición del 1997 a la que hacemos referencia, con la última que recién finalizó, tiene espacio para mejorar y, hay que saludar que el ministro Rodríguez convocará a vistas públicas para escuchar a la gente y así someter el evento a un proceso de actualización.

Preguntas sin respuestas nos sorprenden un día como hoy: ¿Qué tiene que ver la figura de Sonia Silvestre, aún cuando se haya producido su muerte en el período de organización, con el libro? ¿Por qué no se trabaja para lograr el ambiente de solemnidad y tranquilidad que se puede respirar en eventos iguales de otros países de América Latina? ¿Por qué no se elabora un plan de seguridad y servicio que minimice el ambiente hostil en las afueras de la Plaza de la Cultura? ¿Por qué insistir en mezclar la música, el teatro y otras artes durante la celebración de una feria dedicada exclusivamente al libro? ¿Por qué Cultura no capitaliza la presencia y participación de escritores extranjeros/nacionales en este evento y los pone en contacto con los gestores y promotores culturales de los medios, a través de un plan de comunicaciones efectivo?

Respuestas deben surgir en las vistas públicas que inteligentemente ha convocado el ministro José Antonio. Otras interrogantes: Yo como lector, que con regularidad compro libros en Librería Cuesta (target al que principalmente debe ir enfocado el evento, salvo pruebas en contrario), ¿qué podría interesarme ir a la Feria a visitar stands de la Policía Nacional, el Ministerio de Defensa u otras instituciones totalmente divorciadas del ecosistema cultural en el que convive el libro? En vez de dedicarle una calle diaria a un escritor tal (que al parecer todos los años se la dedican a los mismos autores), por qué la Dirección de la Feria del Libro no pone una obra a un precio especial? y así sucesivamente.

Los organizadores de la Feria deben reconquistar a ese público que compra libros. Si lo que se quiere es llevar gente por llevar gente, que continúen con su feria cultural en la que el bullicio, con los vendedores ambulantes apoderados de los alrededores de la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, con un programa excesivamente cargado de actividades y convocatorias divorciadas de los protagonistas de las letras, pues vuelven a tener la oportunidad de continuar como tal. Será una experiencia interesante escuchar al público, los organizadores y participantes en las vistas públicas anunciadas por José Antonio. Hay todo un año por delante para replantear esta feria.

Artículo escrito por Máximo Jiménez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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