19/03/2024
Opinión

[Opinión] La propuesta de Ramón Alburquerque

San Juan, Puerto Rico. Salomón es un personaje descrito en la Biblia como tercer y último rey de Israel. Se le atribuye la construcción del Templo de Jerusalén y la autoría del Libro de Eclesiastés, Libro de los proverbios y cantar de los cantares, todos estos libros recogidos en la Biblia.

En la Biblia se dice del rey Salomón que heredó un considerable imperio conquistado por su padre el rey David, que se extendía desde el valle Torrencial en la frontera con Egipto, hasta el rio Eufrates en Mesopotamia.

Antes de la muerte de su padre fue elevado al trono como su sucesor, aunque el rey David tenía hijos de más edad concebidos por otras mujeres, lo hizo para salvar el reinado ya que su hermanastro Adonias no respetaba a nadie y se había proclamado rey.

Salomón le pidió a Dios sabiduría para poder dirigir  su pueblo, según la Biblia a Dios le gustó esto y no hubo en la tierra un hombre con más poder político y económico como él. Cabe destacar que la palabra (dirigente) es una palabra compuesta, significa (dirigir-gente).

Queda demostrado que cualquiera no posee esa  virtud, sino que es un don dado por Dios. Con la ascensión de Salomón al poder se produce una purga en los cuadros dirigenciales  porque muchos consideraban que por ser fundadores del reino lo merecían todo y aquel que hiciera asomo de convertirse en un líder lo expulsaban.

Adonias, que se había proclamado rey, fue mandado a ejecutar por orden de Salomón y los revoltosos seguidores de este que no se adaptaban a las normas de respeto que imponía el nuevo rey, fueron reemplazados por personas leales a Salomón y se acabó el relajo.

El primer caso del Rey Salomón. Cuenta una leyenda que dos mujeres que vivían como hermanas, hasta el punto que compartían la misma habitación, cada una había dado a luz un niño más o menos en las mismas fechas. Por la noche una de las madres en forma accidental se dio vuelta sobre su bebe y lo asfixió.

Despertó muy temprano y notó que su hijo estaba frío e inmóvil. Entonces la angustiada mujer tomó el bebé dormido de su compañera de cuarto y puso en su lugar el bebe muerto.

Más tarde, cuando la otra mujer despertó, encontró al niño muerto y comenzó a lamentarse con dolor, pero después de examinar al niño se da cuenta que no era el suyo, al mirar  al otro lado del cuarto vio a su compañera que sostenía firmemente a su hijo.

Las dos mujeres acudieron ante el rey disputándose la posición del niño vivo. Un gran silencio cayó sobre la sala real de audiencias. Todos los ojos estaban fijos en el rey Salomón. Todos se preguntaban cómo resolvería el monarca aquel complicado caso.

Una decía: “¡Ese es el niño mío!”. La otra gritaba: “¡No, el muerto es el tuyo!”.

¿Cómo podría determinar el rey quien era la verdadera madre? Salomón interrumpió el debate y le dijo a un guardia que tomara una espada y dividiera al niño vivo en dos, al principio el soldado pensó que el rey estaba bromeando, pero Salomón miro con ira la indecisión del soldado.

Lentamente este desvaino su afilada espada y avanzó hacia la mujer que sostenía al bebé. Rápidamente una de las madres se arrojó a los pies del rey y suplicó que no lo mataran, que no lo dividieran, que mejor se lo dejaran a la otra.

Sin embargo aquella prefería que picaran el niño por la mitad antes que dejárselo vivo. “Si no es mío, tampoco será tuyo… mejor que lo piquen”.

Con esta expresión, el rey que no era un pendejo, se dio cuenta quién era la mujer que le dolía aquella decisión tomada por él, y sin duda alguna comprendió quien era la  verdadera madre. Hoy, ese niño personifica al Partido Revolucionario Dominicano.

Ramón Alburquerque, quien ha ocupado varias posiciones de importancia en el partido, desde su presidente hasta presidente del Senado y quien  dice sentir dolor por lo que está pasando aquel niño, le surge una brillante idea, prefiere que lo dividan, que lo piquen antes que dejárselo a Miguel Vargas.

Con esta historia usted puede deducir lo que está  pasando en el seno del Partido Revolucionario Dominicano, un grupo encabezado por Hipólito Mejia y Ramón Alburquerque prefieren la destrucción antes que la unión.

* El autor es director de prensa y comunicaciones del Partido Revolucionario Dominicano en la Seccional Puerto Rico.

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