29/03/2024
Cine

El perverso, inquietante y prodigioso universo de «Fargo»

Sucedió en 1996, cuando la película Fargo sacudió al público por su rara belleza cinematográfica, sus personajes únicos y por su universo existencial que en un segundo se vuelca de lo inverosímil a lo impensable, gracias al ingenio y la creatividad de dos ingeniosos hermanos que tanto se destacan detrás de la cámara como detrás del papel.

Los créditos que preceden a la exitosa serie de televisión del mismo nombre –que estrenó su primera temporada en el 2014– incluyen el Oscar al Mejor guión (Joel y Ethan Coen, los hermanos en cuestión) y Mejor actriz por el convincente trabajo de Frances McDormand y otras cuatro postulaciones adicionales para este drama policial que toma lugar en Dakota del Norte, en la Minnesota donde nacieron sus realizadores.

Antes de sumergirnos en meticuloso y contundente trabajo que supuso la serie de televisión, era necesario buscar las referencias de la película que originó esta fabulosa entrega en la que los Coen hacen de productores ejecutivos.

El 12 de octubre de este año se estrenó en Estados Unidos la segunda temporada de «Fargo», con el capítulo Waiting for Dutch, una introducción tan intrigante como el resto de los episodios de la primera entrega que en el 2015 cerró su ciclo con dos Globos de Oro: uno para Billy Bob Thornton como Mejor actor de miniserie o película hecha para TV y Mejor serie miniserie o película hecha para TV.

La segunda temporada de «Fargo», de los estudios FX, tiene todos los ingredientes que enriquecen su sabor a celuloide perdurable. Es un trabajo en equipo donde no hay tela por donde cortar, mucho menos para saltarse un minuto o un capítulo. Buenos y malos –policías, ciudadanos comunes y mafiosos– convergen en intercepciones insospechadamente impredecibles, donde todo comienza y nada termina. Ni siquiera con la muerte.

Patrick Wilson interpreta al policía Lou Solverson en la segunda temporada de "Fargo".

Patrick Wilson interpreta al policía Lou Solverson en la segunda temporada de «Fargo».

Si en la película de 1996 tuvimos en William H. Macy (nominado en esa ocasión al Oscar como Actor de reparto) al hombre corriente, tosco, soñador y conservador –rol que se evoca en la primera temporada con el protagónico de Martin Freeman como Lester Nygaard– ahora contamos con una pareja a quienes se reservaron para estos papeles, con un trabajo redondo a cuenta de Kirsten Dunts Jesse Plemons.

Pero al igual que en los capítulos del 2014, esta vez todo el elenco hace un trabajo inmejorable. Gracias a la sicología de personajes recreados sobre hombres y mujeres corrientes de Fargo, Dakota del Norte (Minnesota), se pueden estructurar y dibujar caracteres universales, pero al mismo tiempo únicos, donde suceden asesinatos cuyos casos caerán en el olvido de las autoridades, y policías aún mucho más pueblerinos que no se saltan el protocolo académico, que al final podrá cerrar algunos de ellos por obra y gracia de la conspiración del Universo. No menos.

En «Fargo» se siente el sello de los admirables hermanos Coen. Ya sea en la música o en la estética, y ni qué decir de la edición o el guión. Todo encaja y nada sobra. La segunda temporada sumó otras dos nominaciones a los Globo de Oro 2016: Patrick Wilson como Mejor actor, miniserie o película hecha para la TV y Mejor miniserie o película hecha para la televisión.

Cada capítulo tiene personalidad propia, que se sucede en la siguiente entrega para conformar una obra maravillosa –sobre todo para los fanáticos de los Coen– que va tomando cuerpo con cada temporada.

 

Artículo escrito por Máximo Jiménez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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