20/04/2024
Cine

Mi amigo el Gigante – The BFG

Mi amigo el Gigante, la más reciente película del prestigioso y laureado director Steven Spielberg, es tierna e inofensiva, pero también carente de entusiasmo e indiferente.

Tal vez por ello, el film es más apropiado para niños menores de 8 años, y no para un público un poco más exigente. De hecho, Mi amigo el Gigante ni siquiera podría considerarse como una producción ‘para toda la familia’, puesto que la película tiene muy poco o nada que ofrecer a los adultos.

Basada en un libro ilustrado para niños de Roald Dahl, de 1982, la película comienza de forma prometedora, pero rápidamente se desinfla y estanca debido a que el mundo de los gigantes no tiene mucho que ofrecer, más allá de la curiosidad y el asombro repentino, primero de los espectadores, y posteriormente de la corona inglesa, donde la película invierte un buen tiempo dando la vuelta en círculos.

La historia narra el encuentro –esta parte resulta particularmente impresionante– y la posterior relación entre Sophie, una encantadora niña huérfana de unos 11 años de edad que sufre de insomnio y vive en un orfanato, y un gigante que se escurre entre las sombras de las callejuelas londinenses, mientras pone en práctica una noble labor.

Este mundo de fantasía creado por Spielberg visualmente es una maravilla. Los efectos visuales cautivan con la misma fuerza e intensidad con la que Spielberg mueve la cámara, y además, el cuidado y la atención por los detalles escenográficos es simplemente fascinante.

The BFG escena 1Los problemas del film se derivan primero de una historia que no tiene mucho que ofrecer o decir, y luego falla notablemente en crear una conexión emocional entre los dos personajes centrales que permita atraer y mantener el interés del espectador en la trama.

El relato, igualmente, nunca consigue desarrollar el sentido de aventuras que le es consustancial a este tipo de films, y tampoco genera el adecuado nivel de temor y aprensión que una niña transportada a un mundo extraño o a otra dimensión debería experimentar.

Ahora bien, pese a que el perfil de los dos principales personaje, la niña Sophie (Ruby Barnhill), y BFG (Mark Rylance), el gigante cazador de buenos sueños que luego incorpora a la vida de los niños; es más bien plano y demasiado condescendiente, ambos, sin embargo, dan el grado en sus roles, convencen, son afables y tal vez excesivamente simpáticos.

Desafortunadamente, eso no es suficiente para compensar la ausencia de humor de esta historia y de ese sentido de fascinación que el país de los gigantes está supuesto a despertar.

Cuando el chiste más celebrado o el único que se recuerda de un film tiene que ver con una explosiva flatulencia, eso significa simplemente que hay un problema serio con el guion de dicha producción. Esta vez Spielberg y la fallecida guionista Melissa Mathison erraron el blanco. Otra vez será.

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