16/04/2024
Opinión

Una historia y un relato para Luis Abinader

Luis Abinader no tiene pasado, por lo tanto no tiene cola que le pisen ni tasa de rechazo. Pero tampoco tiene historia. Es un candidato sin historia, y ya sabemos que detrás de un buen producto suele haber una buena historia que contar.

¿Quién es Luis Abinader? Apenas sabemos que es un economista, casado, padre de… ¿tres niñas?, vinculado a los negocios… ¿familiares?, vástago de José Rafael Abinader, un empresario y político que siempre gozó de buena reputación pero nunca pudo conectar con las audiencias electorales.

Abinader, el hijo, se pudo colar en los intersticios de las luchas intestinas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y rápidamente colocarse como una opción presidencial en el recién formado Partido Revolucionario Moderno (PRM). Poco más, poco menos, es cuanto sabemos de él.

El candidato necesita la construcción de una historia que le conecte con su perfil como agente de cambio, algo que vaya más allá de lo que dice Wikipedia, una historia (real, no ficticia) que le facilite enmarcar su propuesta electoral como propulsor del cambio. Para crearla, hay que escarbar esos hitos de su pasado ilustrativos de que este empresario turístico puede encarnar el relevo que tanto espera el electorado dominicano.

En su fortaleza está su debilidad. Como un torrente masivo, como matriz y afluente, la fuerza electoral de Abinader le viene del PRD. Se dice Moderno su “nuevo” partido, ¿pero quién puede creer que porque cambie una letra de sus siglas, el viejo, conflictivo y mañoso PRD dejará de ser lo que ha sido?

En la narrativa que propuso a los electores en el acto de proclamación de su candidatura, Abinader lució, él, moderno, combativo y enérgico. Incorporó a su relato señales clave, como la necesidad de moralizar la política, la convocatoria a los apáticos y a los jóvenes desencantados de la política y enunció unas pinceladas genéricas de lo que sería su programa de gobierno, que es más o menos lo que dicen todos los candidatos usualmente.

Se mostró realmente progresista cuando habló específicamente sobre la necesidad de combatir la ola de violencia de género contra las mujeres y de introducir acciones afirmativas para los segmentos de la población más vulnerables.

En su llamado a una alianza opositora para derrotar a “la corporación PLD”, a la “dictadura de partido”, igualmente, se perfiló optimista y enérgico cuando señaló que “a quienes hay que sacar del poder están todos juntos en el mismo barco”, “están todos identificados y por tanto será más facil derrotarlos”. Pero para construir credibilidad, para narrar un relato sin fisuras, Abinader necesitará mucho más que metáforas y atractivos cortes para los medios.

La gente cree más en lo que ve que en lo que oye, y sus reservas se mantendrán cada vez que vean a este hombre joven pronunciar un discurso de cambio, declamado sobre una tarima moderna, usando telepromter y atril acrílico, pero, a la vez, acompañado en el escenario por parte del parque jurásico de la política dominicana.

La verdad es que él no podrá esconder las figuras añejas del ex PRD, pero le haría bien darle mayor visibilidad a las figuras frescas que le acompañan, arrojar más luz sobre ese “gabinete de las sombras” entre los que se encuentran respetados economistas y sociólogos, entre otros pensadores.

Artículo escrito por Melvin Peña

Melvin Peña es un consultor de negocios en temas de comunicación, marketing e innovación. Ha trabajado para 25 de las empresas más admiradas de República Dominicana en 15 sectores diferentes. También tiene una amplia experiencia como consultor en el sector público, organismos internacionales y empresas multinacionales. Es presidente de la firma Comunicaciones Integradas.

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