20/04/2024
Opinión

La opinión de los cocodrilos

No existen pensamientos ni acciones de humanos que no estén permeados por la subjetividad. El medio social, ambiental, georgáfico, político, económico y cultural influye en la percepción que la gente se forma de la realidad. El grado de educación es también determinante al interpretar los hechos o los fenómenos.

El aforismo “cada cabeza es un mundo”cuenta con un irrefutable valor de verdad y es reflejo de la heterogeneidad en la visión de los sujetos. Hecha esta pretendida disquisición, afirmo que las opiniones enfrentadas enriquecen y abren ángulos distintos en la formación de juicios.

Esta diversidad es, sin embargo, adulterada cuando la opinión forma parte del mercado y de sus procesos de compraventa. El negocio de opinar se ha convertido en altamente lucrativo en los últimos años en República Dominicana y es ejercido, básicamente, por individuos identificados con el peyorativo apelativo de “bocinas.”

Como la lengua es viva y constituye una experiencia social cambiante, me permitiré llamar “bocinazgo” al oficio de articular mensajes intencionados de los que se deriva una facturación, sea real o virtual, para cobro en efectivo o en especie.

Con categoría de profesión espuria, ya hay quienes luchan a codazos en los medios de comunicación por ganarse la etiqueta de bocina, pues se trata de un rango bien pagado desde que los políticos descubrieron que, como dijo Churchill, con la opinión pública en contra nada es posible.

Partiendo de esa realidad, fueron precisamente los políticos quienes decidieron construir un mercado persa de monstruos opinativos controlados por ellos y se convirtieron en alimentadores de cocodrilos, esperando que se coman a otros antes que a ellos.

El resultado ha sido –además de las grandes confusiones y percepciones erradas– una germinación de nuevos ricos que han creado fortuna obedeciendo a la agenda que dicta lo que deben y no deben decir. Asigna misiones de sicariato moral sin objeción y ordena campañas destructivas en función de los intereses del  momento.

Hay hombres y mujeres de larga tradición empresarial que quisieran tener el auto de estos turpenes, la colección de bienes inmuebles, las vacaciones con esquís incluidos, las cavas y un sinnúmero de privilegios y accesos negados al resto de los ciudadanos.

Carecen de pudor y no les importa tenerlo. Mienten a la franca y con conciencia. Son aparatos parlantes programados con pensamientos e intereses ajenos, cabezas de alquiler que en nada se diferencian de la prostitución más abyecta.

Artículo escrito por Víctor Bautista

Máster en Dirección de Comunicación OBS/Universidad de Barcelona. Proyect manager del plan de comunicación de crisis de la Asociación de Bancos de la RD a raíz de la caída de tres bancos en 2003. Director de comunicación de la ABA. Editor económico, jefe de redacción, director de medios impresos, de TV e internet. Diplomado en economía por Empírica y Universidad Católica Santo Domingo. Productor del segmento Contante & Sonante (economía y finanzas) en el programa Cuentas Claras.

Comentarios