24/04/2024
Espectaculos

Juancito llora al calor de «Agosto», su mejor obra

Tracy Letts (Oklahoma, 1965), guionista y actor, autor del célebre drama August: Osage County con el que ganó el Pulitzer en el 2008 y seis premios Tony tras su estreno teatral, se sumerge en las profundas y tubulentas vidas de una familia que, tras el inesperado suicidio de su padre, vuelven a reunirse en su casa para su sepelio ante la urticante y escrutadora presencia de una madre que trata irremediablemente de sobrevivir a las drogas, al alcohol y al cáncer.

Un relato tan doloroso como el cáncer que padece Violet Weston, enviudada con la muerte de Beverly Weston. Una mujer difícil, directa, sarcástica, áspera, tan cruda como la vida que llevó al lado de su pareja (ahora ausente), con quien procreó a Bárbara (Ruth Emeterio), Karen (María Angélica Ureña) e Ivy (Pamela Herdiz), tres mujeres, tres mundos divorciados con intereses particulares que convergen en el dramático universo de la realidad que permea la familia.

La muerte de Beverly es el punto de partida del sólido texto dramatúrgico de Tracy S. Letts, a quien en sus papeles recientes hemos visto en las populares y exitosas series de televisión Homeland y Divorce. Aquí, la residencia es el escenario. Allí van llegando Bárbara, separada de su esposo Bill Fordham (Santiago Alonzo), padres de una adolescente de 15 años aficionada a la marihuana. Más adelante, llega Karen junto a su novio Steve Heidrebrecht y también sale a escena Ivy, decidida a partir a New York con su novio eterno, Little Charles (Anderson Mercedes).

La escena inicial es poesía en su esencia. Con Richard Douglas interpretando a Beverly en la única aparición durante toda la obra, con unos breves minutos que pronostican con efectividad los sinsabores y enfrentamientos de todos contra Violet y viceversa.

En Agosto asistimos a un duelo interpretativo de capa y espada. La voz cantante corre a cuentas de Elvira Taveras que, de manera contundente y apabullante, nos ofrece una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos. Su Violet es tan desgarradora y penetrante como el texto mismo de Letts, Taveras es la mano que mece la cuna, no para dormir a los niños, todo lo contrario, para gritarle una y otra vez lo dura que allí afuera puede ser la vida.

El contrapeso no podía ser otra que Bárbara, interpretada por una fascinante Ruth Emeterio. En su trabajo, pudiéramos eliminar algunas frases con las cuales la directora, Indiana Brito, quizás quería sacarle a la actriz un mayor dramatismo, pero que a fin de cuenta parecieron innecesarias, sobre todo en los hirientes diálogos combatimos con su madre.

El drama y la tensión alcanzan su máxima expresión, precisamente, con Violet y Bárbara, sin duda las dos interpretaciones más destacadas de la obra.

Y si Tracy Letts sabe sacar la última gota de la tristeza más profunda, supo con gran eficacia e inteligencia amplificar su mensaje conjugando esas líneas con momentos hilarantes, tan divertidos como satisfactorios. Hay que dominar muy bien el recurso del sarcamos para que pueda funcionar, y ese es otro valor de Agosto: también reímos a carcajadas, aún cuando la enfermedad, las adicciones o la misma muerte pueden ser objeto de esas frases que originen el punto de relajamiento.

El resto del elenco está muy bien. Con las primeras líneas al principio de Richard Douglas deseábamos volver a ver a Beverly, con sus citas citables, sus frases célebres, su sapiencia vívida. Inusualmente, contamos en la obra con un elenco que hace lo que tiene que hacer, sin más ni menos. Cada quien en su punto.

Como decíamos, el drama y la tensión se manifiestan con precisión, gracias a la excelente ambientación de la escenografía de Fidel López y la efectiva iluminación de Ernesto López. Todo esto dirigido por Indiana Brito, con un trabajo impoluto. Nada de esto, con muchos años acariciando este proyecto, no era posible sin la producción de Juancito Rodríguez, a quien en el entorno teatral le apodan «el incansable». En sus palabras de agradecimiento, al final de la representación del domingo pasado, décima y última función de la obra, Juancito no pudo contener las lágrimas. No era el único que lo hacía esa noche. Quizás pase mucho tiempo para volver a tener en escena una obra como Agosto. Ojalá y nos equivoquemos.

Artículo escrito por Máximo Jiménez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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