20/04/2024
Cine

Bridge of Spies (crítica)

Un guión sobrio y desprovisto de todo subterfugio que refleja la estructura clásica de la vieja forma de hacer cine en Hollywood, una espléndida fotografía de Janusz Kaminski y un par de solidas caracterizaciones, constituyen los principales valores de un film que, aunque interesante en sí mismo, no tiene el impacto o contundencia ni es todo lo sugestivo que uno espera.

Esta es la más reciente producción fílmica del prestigioso y exitoso director Steven Spielberg, la cual ha sido etiquetada como un thriller de la llamada época de la Guerra Fría.

Sin embargo, pese a que no deja de tener los elementos que la inscriben dentro de ese periodo histórico, y Spielberg se asegura que esto quede eficiente y fehacientemente manifiesto, adoptando un tono narrativo contenido y determinado por la parsimonia, y en especial creando una textura visual grisácea y plomiza, en ocasiones en blanco y negro que evoca una época distante en el tiempo; la película de todos modos, está más cerca del drama humano, si bien notoriamente ligero que del thriller intenso, cargado de suspenso y emoción.

El guión, escrito por Matt Charman con la colaboración posterior de los reputados hermanos Cohen, es certero y preciso, no obstante, a veces sale a flote una pizca de superficialidad –como el inconsecuente toque de humor que aflora en ocasiones.

La historia está inspirada en hechos reales, y arranca en Brooklyn, New York en 1957. Después de una caminata a un parque cercano, con la aparente intención de desarrollar una jornada de pintura, Rudolf Abel (Mark Rylance), es arrestado por el gobierno estadounidense acusado de ser un espía al servicio de la Unión Soviética.

La percepción es que Abel será condenado de forma ineludible, pero aun así, el caso es asignado a una prestigiosa firma, y ésta designa a James Donovan (Tom Hanks), un especialista en seguros y negociador nato para que defienda al que rápidamente se había convertido en una especie de enemigo público número uno.

Tom Hanks y Steven Spielberg en un momento del rodaje de Bridge of Spies.

Tom Hanks y Steven Spielberg en un momento del rodaje de Bridge of Spies.

Lo que sucedió después, y vale acotar aquí que en todo esto no deja de haber cierta semejanza con la realidad actual, con toda la tirantez y recelo de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, así como el papel que ha jugado en ello Edward Snowden; forma parte de la Historia.

Precisamente, la mejor secuencia de Bridge of Spies sea tal vez aquella que da inicio al film y en la cual sin apenas dialogo ni música, pero con una angulación y fotografía impresionantes, Spielberg narra magistralmente el momento culminante que desencadena el drama y la historia misma.

Ahora bien, aunque impecable y cautivante en más de un sentido, donde la película falla es en conjugar o mantener el equilibrio entre el idealismo clásico e histórico del director Spielberg y el apego a la estructura cerrada de un guion más interesado en ‘convencer’ que en deleitar a la audiencia.

En ese sentido, este es un film sobre espías en el que prácticamente no hay intriga –esta aparece al principio pero se esfuma casi de inmediato – tampoco está presente la atmosfera de recelo, tensión y en latente peligro que es inherente a las películas basadas en la Guerra Fría o el espionaje.

Hanks ha sido siempre efectivo y competente personificando al hombre común, enfrentado a situaciones extremas. Así que esta película no es la excepción. Sin embargo, el veterano actor inglés Rylance lo supera, y acapara la atención cada vez que ambos están en pantalla. Por eso la suya es la mejor actuación del film.

Sus facciones, sus gestos y su caminar no dicen nada. Son como los de un cuerpo vacío, sin expresión, pero al mismo tiempo, su estoicismo y resolución se revelan como una fachada que resguarda misterios cercanos y verdades ajenas.

En fin, Bridge os Spies es una película interesante, bien actuada y con un cautivante uso de la iluminación y los contrastes, pero con la cual uno queda desafortunadamente no del todo satisfecho.

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