28/03/2024
Cine

Crítica – El Libro de la selva

Ha habido diferentes adaptaciones al cine de la obra imperecedera de Rudyard Kipling, El Libro de la Selva, pero ninguna de ellas, ni siquiera el clásico animado de la Disney de 1967, tiene el esplendor y exuberancia o resulta tan cautivante como esta nueva versión del director Jon Favreau.

Naturalmente, el film no es perfecto. La conclusión y cierre de la película se siente un tanto atropellada, y el relato es un poco más atemorizante de lo recomendado para los niños más pequeños.

Aun en su mejor momento, incluso, subyace en la película el lastre del sentido esencialmente falso de sus impresionantes imágenes, en virtud de que las mismas son el resultado de la ingeniería computacional, y no la transformación de un paisaje natural o la elevada expresión artística de un grupo de actores.

Sin embargo, esto de ningún modo disminuye los elocuentes valores de la película; tampoco lo hace el tono narrativo que esta vez es más oscuro y menos ingenuo que la versión animada, en la cual por tratarse de una comedia musical, el tono era acentuadamente ligero y distendido.

Por el contrario, aquí las constantes incidencias –siempre hay algo aguardando a la vuelta de la esquina– el refrescante humor y el dinamismo de la trama hacen de El libro de la Selva un film genuinamente entretenido.

Esta es la fábula sobre como sobre como el niño Mowgli sobrevivió en la selva, fue alimentado por lobos –que lo consideraban un cachorro humano –y se impuso sobre la más temida fiera del entorno.

Mowgli, interpretado por Neel Sethi, en una escena de "El libro de la selva". | Disney.

Mowgli, interpretado por Neel Sethi, en una escena de «El libro de la selva». | Disney.

El relato, escrito por Justin Marks, y por supuesto dirigido a toda la familia, es emocionante y encantador, pero sobre todo y a pesar de que sus personajes son casi todos animales, de un notable sentido humano.

Indudablemente la experiencia del director Favreau en el cine de acción (‘Iron-Man’) fue vital al momento de conferir al film no solo la sugestiva textura visual que exhibe la producción, sino además la fluidez y agilidad con la que discurre la película.

Por supuesto, el hecho de conseguir que un equipo estelar de veteranos actores prestaran sus talentos para dar voz y entidad a los personajes (el niño Neel Sethi es una presencia agradable, pero nada espectacular), fue un gran acierto; en especial Bill Murray como Baloo el oso glotón, Christopher Walken como el rey Louie, el excéntrico y gigantesco mono, y Idris Elba como el intransigente tigre Shere Khan.

El director Favreau se las ingenió además, para alternar con precisión el humor y un par de canciones que interpretan dos de los mejores personajes, sin caer en lo cursi o la gratuidad.

The Jungle Book no parece un film de estos tiempos. Si no fuera por la irrefrenable influencia e inocultable impulso de los efectos especiales, uno pudiera decir que este es una película de otra época. Su texto tiene el tono y la delicadeza que lo hacen entrañable y ubican el film en otro momento en la Historia, aquél cuando las películas que se hacían tenían sentido.

El libro de la selva es emotiva, plena de acción y aventuras y profundamente significativa. Tiene el raro y mágico valor de transportar al espectador en el tiempo, y por eso su visionado resulta tan placentero. El film representa un resonante triunfo para el director Favreau y su equipo de colaboradores.

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