28/03/2024
Cine

«Southpaw»: Bien actuada, pero inconsistente

Lo que define Southpaw es la irregularidad. Por un lado cuenta con una actuación enérgica, de indiscutible vitalidad y fuerza. Uno tiene que admirar la entrega e identificación del actor Jake Gyllenhaal hacia este personaje, lo que se traduce en unas imágenes que exudan realismo y verosimilitud.

Ahora bien, la historia que narra el film, por otro lado, es incoherente y maniquea. Como consecuencia, su sentido de la manipulación hace que la película no solo se torne predecible, sino que sobre todo caiga en posturas absurdas –la provocación y posterior desenlace desatado por el boxeador rival, por ejemplo.

Billy ‘The Great’ Hope (Jake Gyllenhaal) ha sido un boxeador tan exitoso que ha ganado 43 peleas sin haber sido nunca derrotado. Pero después de su último triunfo, su bella esposa Maureen (Rachel McAdams) ve algo en él que la lleva a convencerlo de que se retire por el bien de los dos, y sobre todo, por el de su hija Leila de 10 años.

Antes de que esto suceda, sin embargo, la tragedia se interpone en su camino, y de repente la vida y la carrera de Billy se derrumba de forma estrepitosa.

La historia va de una tragedia o de un traspié hacia el siguiente y luego al otro, y después a otro más, en una espiral de caída tras caída que parece no tocar fondo nunca. La película cae en un letargo en este tramo, que comprende tres cuarta parte del film, por lo que en esta situación no puede uno evitar que se asome cierto cansancio.

Al final, tanto el guionista Kurt Sutter como el director Antoine Fuqua apelan a soluciones fáciles e infundadas, o en su defecto dejan aspectos sin solución.

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No existe tal lucha de Billy para conseguir trabajo; no hay ayuda psicológica pese a que se le ordena buscarla; y después de estar fuera del ring por un tiempo, Billy de la nada consigue una pelea por el título mundial, y además, a pesar del trágico incidente en el hotel, la policía apenas se asoma en esta historia, pero nunca tiene un rol real en la trama.

De modo que como planteamos al inicio, Southpaw es inconsistente e irregular. Tiene una poderosa y convincente actuación de Gyllenhaal que evidencia una notoria transformación de su físico –aquí hay que dar crédito también al director Fuqua por las impresionantes escenas de pelea –y en general buenas caracterizaciones además, de Forest Whitaker, McAdams y Oona Laurence.

Tal vez el mayor problema de la película, no obstante, radica en el insistente interés de la historia por dejar un mensaje, llegar a la conciencia del individuo; en lugar de concentrarse simplemente en entretener a la audiencia, dejando en el trasfondo algunas ideas que lo hagan pensar.

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