San Juan, Puerto Rico. En cuanto a los colores es cierto que hay que trabajarlos pero no para dejarlos en el país o adaptarlos a los gustos de Nueva York, para aterrizar en establecimientos como los lounge tiene que ser más alla.
Tenemos canales de televisión con programación que se origina en República Dominicana que para otros países esto es un hecho de gran valía, porque es una herramienta para proyectar a nuestros artistas.
Un dato importante que pasa con los productores internacionales, que muestran tan poco interés a lo que pasa en el país con el talento joven y sus proyectos artísticos, si lo hacen es alejado de la esencia que ellos representan.
Hay que reconocer que los artistas internacionales le imprimen nuevos colores al merengue, que suena fabuloso, pero esos mismos artistas deberían trabajar más a favor del ritmo. Muchos de ellos trabajan por sus metas individuales, si se hace tanta mención de Tony Dize, hay que ver lo que está produciendo en realidad, el estilo que utliza para su música corresponden al merengue tradicional como base.
En otros géneros, cuando un artista fusiona la música que hace con otros estilos, esto está estrechamente vinculado a sus influencias de ese ritmo y el artista con el cual trabaja esas mezclas, y así esas nuevas propuestas pueden ayudar al ritmo. Ejemplos de sobra tenemos en la salsa, jazz, pop, pero a quien no quieren trabajar es al merengue.
En conclusión, la bachata que ha tenido una súper pegada a nivel internacional, aunque esta no tiene nada que ver con los bachateros tradicionales porque a esos no los vemos en las alfombras rojas de premiaciones importantes, con excepción de Juan Luis Guerra, Héctor Acosta, y desde Nueva York a Romeo Santos o Prince Royce.
Muchos cantantes hacen un ruido ensordecedor con sus propuestas, pero a la hora de la verdad no consiguen ni siquiera representar al país en escenarios internacionales. El mito de que no hay casas disqueras no se dejen dormir por ese lado.
Sin más por el momento, El Fiscal del Merengue (Orlando Ramírez).
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