28/03/2024
Opinión

A Dios rogando…

Se encuentra en el Congreso Nacional un proyecto de ley que buscará sancionar a los generadores de ruidos innecesarios.

Sabrán ustedes que este es uno de los países que más genera ruidos.

Aquí se toca la bocina del automóvil por cualquier motivo, también los hacen los camioneros, los choferes de autobuses, microbuses y hasta los motoristas andan con unas que parecen de carros.

No se tiene paciencia ni para esperar un minuto en un cruce de semáforo sin tocar la bocina.

Igual lo hacen los colmaderos quienes por lo menos ahora tienen más problemas porque mediante la aplicación del Sistema 911 les son incautadas las mismas sin derecho a apelación.

Ya no hay áreas exclusivas para residenciales todos los lugares están sujetos a que se construya un negocio donde la música alta sea la atracción del momento, sino vayan a la zona oriental, específicamente avenida Venezuela para que vean lo que sucede allí.

El tráfico de influencia y la corrupción ha hecho de los ayuntamientos instituciones inservibles para la aplicación de políticas antiruidos en todo el territorio nacional.

Se realizan de vez en cuando amagos de poner las cosas en orden en cuanto al ruido abusivo que se genera contra la ciudadanía pero al final sólo se queda en un operativo.

En La Policía Nacional hay un departamento antiruidos, en los ayuntamientos se debe trabajan para impedirlos, La Procuraduría General de la República también tiene un equipo en ese sentido pero ningunos coordinan la situación.

Mientras tanto una gran parte de los dominicanos somos víctimas del abuso de hacer ruido por cualquier medio posible.

Me refiero al tema porque grupos evangélicos se oponen a que los congresistas conozcan el proyecto de ley antiruidos, y me pregunto ¿Es que ellos no creen en Dios?

La sola situación de instalar bocinas en centros de cultos evangélicos, promover sus ideas pero mediante un sonido ensordecedor, tratar de ganar adeptos hasta en horas de las madrugadas, eso no es promover los conceptos cristianos de manera respetuosa.

Evidentemente que no, por eso no se puede estar a Dios rogando y con el mazo dando.

Todo el que promueva los ruidos en detrimento de los demás no importa lo que se promueva, debe ser sancionado por tanto los evangélicos que se oponen a una ley antiruidos están dañando la gracia de Dios y faltándole el respeto a sus vecinos que quieren descansar mientras ellos realizan sus cultos.

Las palabras del pastor deben ser para ellos no para todo un sector que probablemente no coincida necesariamente con sus doctrinas, por tanto aprobar la referida ley es lo que más conviene a los ciudadanos no necesariamente a los evangélicos.

Artículo escrito por Marino Ramírez

Marino Ramírez es periodista, participa como comentarista político en varios programas de televisión.

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